Dormía profundamente, pero las ganas de orinar pudieron más, así que se levantó y se encaminó al baño. Justo un paso antes de entrar sintió que algo tocaba una de sus piernas. Encendió la luz y no vio absolutamente nada. No le dio importancia. Hizo lo que iba a hacer y volvió a la cama. Apagó la luz y se tapó apenas con la sábana. Unos segundos después, sintió ruido en el living. Algo muy concreto, la gata jugando con unas pelotas de plástico que rodaban por el piso y rebotaban en los muebles, y alguien (una voz femenina) que le gritaba: dale...dale! Pegale! Picado por la curiosidad, se levantó nuevamente, se fue hasta el living y encendió la luz. Por cierto, no había ni gata (seguramente andaba afuera de correrías como todas las noches) ni pelotitas y menos que menos ella, la de la voz (vivía solo). Volvió a acostarse, apagó la luz y segundos después sintió que le tironeaban las sábanas. Sobresaltado encendió la luz, y nada, todo estaba normal. Apagó la luz y de nuevo alg
A la pasión por los libros y la lectura, siguió como algo natural la pasión por la escritura. No siempre fue ficción, pero ahora que lo es, quiero compartir con ustedes lo que hago. Espero que disfruten al leer mis cuentos, tanto como yo al escribirlos. José Luis Perera