Por
cada vez que él mete uno en su bolsa, yo me gano cincuenta; no da ni
para ponerse nervioso, le saco ventaja de varios cuerpos. Y él
todavía insiste, no sé si realmente cree que podrá algún día
alcanzarme o se hace el que puede. Creo que no tiene otra; él mismo
se metió en esto, no es una cuestión ni de querer ni de poder,
aunque a todo el mundo le pide que le tengan fé.
Y
vamos a entendernos, si fuera cuestión de hinchadas no puedo poner
en duda que me gana por lejos. Pero eso es porque yo tengo mala
prensa, está claro, no hay muchos que quieran manifestarse como
paridarios míos.
Pero
además, desde el primer día le mostré que la pelea no iba a ser
fácil y que se tenía que esforzar para ganarme. Pero se durmió en
los laureles. Primero me gané a Eva, y después cayó como un
chorlito Adán . De ahí en más fue un juego de niños para mí.
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