Me preguntaste: ¿esta tristeza la escribiste tú? Sí (te dije), lo escribí yo ah, ta (me dijiste) Y luego volviste. Y nos amamos de veras, O creí que nos amábamos. Eso te decía. Eso me decías. Y pensé que mi poema tal vez no reflejaba la realidad. Y un día charlamos largo rato, y me dijiste: nos vemos mañana amor. Y te dije: nos vemos mi amor; te amo Y al otro día un mensaje en mi teléfono: Adios Y creí que te habías equivocado, que habías querido decir “hola”...o “buen día amor”, como todos los días. Pero eso fue todo. No hubo explicaciones. Solo adios. Las palabras tienen un significado y un significante. El significante de adios es “despedida”, o “saludo”. Para mí desde ese momento tiene nuevos significados. Es también brutalidad, desprecio, cobardía. Al final mi poema estaba en lo cierto.
A la pasión por los libros y la lectura, siguió como algo natural la pasión por la escritura. No siempre fue ficción, pero ahora que lo es, quiero compartir con ustedes lo que hago. Espero que disfruten al leer mis cuentos, tanto como yo al escribirlos. José Luis Perera