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LA CLASE DE HISTORIA

LA CLASE DE HISTORIA

 

El profesor de historia se encendió a la hora exacta, y los monitores de los estudiantes mostraban la luz verde indicadora de que estaban todos conectados y listos para comenzar la clase del día.

-Hoy veremos un tema muy interesante de la historia reciente; estamos en el 2060 y esto ocurrió hace exactamente 40 años, en el 2020; mantengan la grabadora encendida porque la próxima semana este tema estará en el examen.

Hay momentos en la historia que son como mojones, puntos en el tiempo en donde se producen cambios en la sociedad y que son la causa fundamental de que las cosas sean como son en el presente. Uno de esos momentos es, sin duda, el año 2020. Allí el mundo entero cambió de forma radical. Recuerden entonces que hace cuarenta años la sociedad era absolutamente diferente.

Estos cambios ocurrieron en todos los niveles, como veremos.

A nivel internacional, lo que se produjo fue una valorización de la OMS poniéndola al nivel de la ONU en la dirección de los destinos de la humanidad. A partir de ese año, las decisiones comenzaron a tener en cuenta, en un primerísimo lugar, el tema de la salud, y esto justamente porque el origen de todo fue una pandemia. Un virus conocido como SARS-coV, el que producía una enfermedad terrible llamada COVID-19.

-Perdón profesor, ¿fue muy grande la mortandad que causó el virus ese?

-Melquíades, cuando quiera hacer una pregunta haga click en el ícono de interrogación, por favor.

-Disculpe profesor

-Las cifras de mortandad nunca se conocieron totalmente, pero eso no es lo importante, sino los cambios favorables para el mundo entero que se produjeron gracias a esos sucesos. Otro de los cambios a nivel planetario fue el mayor énfasis en la ciencia y la tecnología. La sociedad comprendió por fin que lo que hasta entonces se conocía como “libre albedrío” era la causa más evidente de todos los males. A partir de ese año, y gracias a la pandemia, la sociedad comenzó a ser gobernada por los científicos, y la tecnología se puso al servicio del hombre y de la mujer.

Nada hoy queda por fuera de la ciencia y la tecnología, y eso nos da más libertad que la que teníamos por ese entonces. La vida se ha simplificado a niveles que ni soñaba el hombre de hace cuarenta años. El arte, por ejemplo, está al alcance de todos con apenas un click. Si ustedes quieren ver una película, es solo elegirla  y sentarse cómodamente en el living de sus casas. Eso, si bien era posible ya en el 2020, todavía existían rémoras del pasado como los grandes cines, unos locales enormes con asientos, en donde la gente se sentaba una al lado de otra, corriendo un peligro espantoso de contagiarse alguna enfermedad. Hoy en día tenemos acceso a cualquier concierto del músico que se les ocurra, con un solo click, o una biblioteca virtual en donde leer la enorme mayoría de los libros actuales. Las obras pictóricas de los grandes pintores actuales y de la antigüedad están a disposición de todo el mundo en los ordenadores portátiles. Si ustedes quieren ver un evento deportivo utilizan el buscador y lo tienen, ya no hay que sentarse en un estadio al lado de otras personas corriendo peligro mortal.

Veo que Melquíades tiene nuevamente una pregunta…

-Gracias profesor, lo que quiero saber es si están todos los libros, todos.

-No Melquíades, todos no, desde luego, han sido cancelados aquellos que eran peligrosos para la sociedad. Está preguntón hoy Melquíades.

-Disculpe profesor.

-La ciencia y la tecnología nos permiten hoy con un simple celular hacer todo lo que queramos, pedir la comida, mirar una película, obtener certificados de buena conducta sanitaria, pagar las cuentas y cobrarlas, elegir pareja o amigos, en fin, nos hacen más libres. Y paradojalmente, todo fue gracias a un virus. Fíjense que hoy en día podemos hasta votar nosotros mismos a través de las redes, con un simple “me gusta” o un “me encanta”, las leyes que nos proponen los científicos, sin necesidad de sostener un parlamento como los que existían en aquella época.

-¿Qué eran los parlamentos profesor?

-El click Melquíades, el click, no lo olvide. Los parlamentos eran lugares en donde se sentaban unos señores que eran elegidos por el pueblo, y que discutían las leyes. Esto, además de tener un costo económico descomunal, era sin duda una pérdida de tiempo. Hoy nos proponen una ley y al otro día ya nos comunican si fue aprobada o no de acuerdo a la cantidad de me gusta por sí o por no. Es la democracia llevada a la máxima expresión. Claro que para poder votar hay que tener la Aplicación Central al día, con todas las vacunas y facturas del Estado pagas y todo lo demás. Si ustedes al momento de votar con su celular no están al día, no tienen la aplicación actualizada, no podrán hacerlo. Como no podrán hacer un montón de otras cosas, desde luego, ni siquiera ver un partido de la selección. Es lo que hoy día calificamos de “libertad responsable”, que no es otra cosa que mantener la Aplicación cargada con todos los datos para que los técnicos resuelvan por nosotros. Es la vida simplificada al máximo, cosa que no era posible hace cuarenta años, como estamos viendo, y que fue posible a partir del 2020.

-Sí Juanita, pregunte nomás.

-Profesor, mi abuelo me contó que en aquella época había gente que no quería vacunarse, ¿es eso verdad?

-Buena pregunta Juanita. Por cierto que había gente así; siempre las hay en todos los períodos históricos, gente que se niega al avance social científico y tecnológico. La mayoría terminó plegándose al progreso, aunque de mala gana.

-¿Y cómo se logró que se plegaran?

-La propia tecnología lo logró. Primero no les fue posible concurrir a espectáculos públicos si no estaban vacunados. Luego se exigió la Aplicación actualizada para entrar a los edificios públicos. Más adelante hubo que tener al día la Aplicación para ser asistidos en sanatorios y hospitales, luego se exigió para entrar a supermercados y almacenes, con lo cual no podían acceder ni a la salud ni a la cultura ni a la alimentación sin la Aplicación. Luego comenzó a exigirse lo que ya todos conocemos en la actualidad. Ustedes saben que ni siquiera pueden jugar un juego en internet, o tener una video conferencias con sus abuelos sin la Aplicación en regla. Solo una ínfima minoría se mantuvo en sus trece, y hoy están en vías de extinción.

-¿Y cómo hacen para sobrevivir profesor?

-Pues viven como animales, verdaderamente. Tienen que plantar sus propios alimentos, se construyen sus propias viviendas de barro, tienen que educar a sus hijos ellos mismos e inculcarles a las pobres criaturas sus propias excentricidades. Viven en comunidades en la más horrenda promiscuidad, saludándose con un beso o un abrazo y conversando uno al lado del otro sin tapabocas. Viven continuamente expuestos a los virus, lamentablemente, no como nosotros que estamos completamente a salvo en nuestros hogares inviolables. Se ven obligados a crear su propio arte, a tocar sus propios instrumentos, a pintar sus propios cuadros, e incluso llegan a bailar juntos con sus horrendas baladas. Al no poder ver los eventos deportivos no les queda más remedio que jugarlos ellos mismos, y todavía puede vérselos corriendo detrás de una pelota como si tal cosa.

-¿Qué es besarse y abrazarse profesor?

-Melquíades, ya se lo advertí reiteradas veces, apague su monitor hágame el favor, y la sanción constará en su Aplicación. Buenas tardes.

 

José Luis Perera

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