Si
tanto quería que sacara ese expediente ¿por qué no me lo dijo
antes? No es el único asunto que tengo, y debería saberlo, para
algo es mi jefe ¿no? Pero acá ponen de jefe a cualquiera. Alcanza
con que calienten la silla durante años y esperar por la antigüedad
y el carguito. Así estamos. Y los jóvenes, que recién empezamos
nuestra vida laboral y tenemos expectativas lógicas y naturales,
siempre quedamos relegados. Se cree que mover un expediente es fácil;
hay que recoger algunas informaciones, recabar firmas en otras
secciones, en fin, una jubilación no es fácil. No hace ni siete
meses que tengo ese expediente. Debe ser amigo suyo.
Asomó la cabeza a la esquina y no vio a nadie, así que dobló y se mantuvo contra la pared avanzando muy lentamente. En el primer saguán se metió para adentro y se quedó en completo silencio. La lluvia continuaba y su impermeable ya estaba completamente inútil, necesitaba un respiro. De todas formas, su presa aún no aparecía. Tenía apenas una señas, y con eso se las debía arreglar. Se trataba de un hombre joven, tal vez de entre 30 y 50 años, morocho o castaño, no estaba muy claro. El mismo había pasado por esas etapas. Tuvo alguna vez el pelo rubio, cuando era muy pequeño, y bien lasio. Luego fue morocho y enrulado, y ahora era canoso. No le habían podido dar más señas que esas. Posiblemente llevara barba, y tal vez usara lentes. Dejó pasar cinco minutos y asomó lentamente la cabeza. Un hombre acababa de girar en la otra esquina. No podía ser otro que él. Salió y apuró el paso haciendo caso omiso a la lluvia. Al llegar a la esquina se detuvo y miró disimuladamente. El hombre es...
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