Las
cosas siempre son como él lo quiere. Ahora decidió que soy una
mujer, pura, controladora de sus pasiones, abnegada, sacrificada.
Quiere que me vean como “reina del hogar·, y exalta mis cualidades
como la sensibilidad, la emotividad y el afecto, emanadas de mi
supuesta naturaleza angelical; una especie de ángel descendiente del
cielo y carente de deseo físico.
Soy
el ideal de la sociedad burguesa, propio del siglo XIX, con su
exaltación de la familia y de la mujer como su columna vertebral.
Parezco la Virgen María. Pero vivimos otros tiempos, yo quisiera ser
una mujer más moderna, liberada. Con un marido menos machista
insoportable, más compañero, que me trate como una igual, como lo
que soy.
Pero
bueno, él es lo que es y yo soy lo que soy. Él es el autor de este
cuento, y yo apenas uno de sus personajes.
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