53, 52...comenzó a
contar para adentro.
En el banco de la
plaza desierta, acariciaba a Bartolo echado junto a él y le iba
explicando:
- ¿Ves ahí? Esa es
la iglesia. No...no ladres...perá... Faltan...a ver….unos 20
segundos…
19, 18
- Vas a ver el ruido
que hacen...jeje
5, 4, 3
- Ahí
vienen...escuchá...son doce
La primer campanada
de las 12 de la noche sonó y al viejo le corrió un lagrimón por la
mejilla.
Comenzó a comer las
uvas mientras las escuchaba. Doce uvas. Doce campanadas. Cuando sonó
la última, cortó la punta de la caja de vino con los dientes y se
echó un buen trago. Le dio un pedazo de pan a Bartolo, eructó y le
dijo:
- Feliz año nuevo
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