Ir al contenido principal

CARTEL


La cuestión es que nadie sabe lo que sucedió.
Le dijo: “bajo a comprar el pan”.
Eso fue lo último que le escuchó. Una hora después, como no volvía, salió a buscarla.
Le preguntó al almacenero, y éste le dijo que sí, que había venido hacía bastante rato, había comprado el pan y se había ido sonriente como siempre.
Fue hasta la esquina y miró hacia los cuatro lados; ni cerca ni lejos, ni rastro de ella.
Subió al apartamento y el teléfono sonaba. No era ella, eran sus padres:
- estuvieron hace un rato a buscarla...estamos aterrorizados.
Después le tocó a él.
Hoy sus hijos caminan los veinte de mayo en silencio, sostienen un cartel con sus caras.


Comentarios

Entradas populares de este blog

DIGNIDAD

  Asomó la cabeza a la esquina y no vio a nadie, así que dobló y se mantuvo contra la pared avanzando muy lentamente. En el primer saguán se metió para adentro y se quedó en completo silencio. La lluvia continuaba y su impermeable ya estaba completamente inútil, necesitaba un respiro. De todas formas, su presa aún no aparecía. Tenía apenas una señas, y con eso se las debía arreglar. Se trataba de un hombre joven, tal vez de entre 30 y 50 años, morocho o castaño, no estaba muy claro. El mismo había pasado por esas etapas. Tuvo alguna vez el pelo rubio, cuando era muy pequeño, y bien lasio. Luego fue morocho y enrulado, y ahora era canoso. No le habían podido dar más señas que esas. Posiblemente llevara barba, y tal vez usara lentes. Dejó pasar cinco minutos y asomó lentamente la cabeza. Un hombre acababa de girar en la otra esquina. No podía ser otro que él. Salió y apuró el paso haciendo caso omiso a la lluvia. Al llegar a la esquina se detuvo y miró disimuladamente. El hombre es...

LAS DOCE

53, 52...comenzó a contar para adentro. En el banco de la plaza desierta, acariciaba a Bartolo echado junto a él y le iba explicando: - ¿Ves ahí? Esa es la iglesia. No...no ladres...perá... Faltan...a ver….unos 20 segundos… 19, 18 - Vas a ver el ruido que hacen...jeje 5, 4, 3 - Ahí vienen...escuchá...son doce La primer campanada de las 12 de la noche sonó y al viejo le corrió un lagrimón por la mejilla. Comenzó a comer las uvas mientras las escuchaba. Doce uvas. Doce campanadas. Cuando sonó la última, cortó la punta de la caja de vino con los dientes y se echó un buen trago. Le dio un pedazo de pan a Bartolo, eructó y le dijo: - Feliz año nuevo

ROGELIO

  Rogelio está como todos los días, sentado en la silla de asiento de paja, el banquito a un costado donde pone la pava, y tomando mate despacio y pensativo.Pimienta lo saluda como todos los días, pero hoy se detiene a conversar. -¡Como dice que le va don Rogelio? Hace calor ¿no? -Buen día. Y es lo que tiene que hacer ¿no? Tamo en verano vecino, y lo que pasa en verano es que hace calor. Hasta ahora, y desde que el mundo es mundo, siempre fue así. -Sí, pero ¿ta brravo eh? Dicen que es una ola de calor, que hay un coso, un lomo o algo así. Noo!! un domo, ahora me acordé, pero tiene forma de lomo igual. -Sí, es verano y hace calor, será por eso que no me llama la atención, si hicieran estos calores en julio me llamaría la atención; pero de seguro estaba acá sentado tomando unos amargos aprovechando el calorcito, ¿no cree don Pimienta? -Es como usté dice, si señor, les gusta ponerle nombres nuevos a las cosas, como si nunca hubieran existido. -Es una época buenasa pa algunos ofi...